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Crónicas del Misterio

De Sevilla al cielo.

Este término que usamos en nuestra bendita tierra nos va a servir como resumen del mensaje que,  a continuación,  queremos dirigir a uno de los que consideramos mejores divulgadores del misterio en el panorama nacional.

Desde nuestra Sevilla hemos visto con ojos de aprecio a uno de los que considerábamos un Dios de la divulgación a tenor de la trayectoria que ha llevado en nuestro país. No eran pocas las noches en las que no nos importaba aguantar el sueño con tal de asistir al magnifico programa que llenaba nuestras ilusiones y pensamientos con la semilla de la investigación. Con cada cuidada exposición,  con cada caso extraordinariamente contado, con cada magnífico invitado que aclaraba los distintos detalles que ante esos micrófonos a modo de mudos pero atentos notarios,  crecía nuestra devoción a ese Presentador y comunicador del misterio, y nos animaba más a seguir su senda, bajo su maestría y su saber hacer. Soñábamos con ser un día los invitados, los testigos de un impresionante caso que tuviera la categoría meritoria de dicho honor.

Y para muchos tomó la categoría de Dios, regente de un cielo en el que estaban los más extraordinarios casos y los mejores investigadores, sólo comparables a los demás moradores como el profesor De Argumosa, Darnell, Cebrian,  Jiménez del Oso…

Hoy, desgraciadamente, ese Dios se ha rodeado de tantos secuaces,  cegados por las mieles de ese éxito que emana quien ha sido paradigma de las noches de misterio los fines de semana, aprovechándose de la trayectoria. Arengado por estos desalmados, nos ha castigado con sus palabras, y dentro de nosotros se ha derrumbado todos aquel cariño y devoción al que era nuestro icono.

¿El motivo? Seguir su premisa. Denunciar cuando un caso del cual teníamos TODOS los detalles se lo habían servido en la bandeja de la falsedad; no era digno de su espacio radiofónico o televisivo. Apuntar con el dedo acusador del mentiroso a aquel desalmado que pretendía arruinar con sus mentiras la gran carrera que se había labrado con tanto esfuerzo y dedicación. Lo único que hicimos era decirle claramente cuántos embusteros engrosan sus filas, cuántos lo están cegando con “cantos de sirenas”, y lo están llevando por callejones donde sólo queda la pequeña pero falsa luz que arroja la arrogancia.

Ahora, y desde su cegado cielo, plagado de alimañas sedientas que esperan conseguir un poquito de ese éxito para alimentar sus famélicos egos, ha querido desterrarnos de este mundo del misterio a todos los humildes investigadores y divulgadores que nos ilusionábamos sólo con ser un poco como nuestro Dios del misterio. Hoy, todos los que residimos en este pequeño trozo de su reino terrenal somos unos falsos (menos dos), y ya no somos merecedores de su bendición y protección.

Pues bien, así sea. Pero no nos doblegamos tan fácilmente a ese castigo señor Jiménez.  Una vez que ya somos “ángeles caídos”, ahora que regentamos el infierno del ostracismo y la vergüenza de sus palabras, sólo nos queda darle un mensaje y un consejo, ya que ahora nos quedamos sin el abrigo de su manto en forma de palabras.

Sr Jiménez: sepa usted que, a partir de este instante, tendrá que defender desde más absoluta y rigurosa de las verdades cada caso que usted divulgue, porque estaremos muy pendientes de cada detalle, de cada frase, de cada audio, de cada testigo. Y tal como nos enseñó,  denunciaremos públicamente cada mentira, cada detalle falso,  cada audio manipulado, cada imagen retocada que forme parte de algún caso que le haya ofrecido uno de los que ahora son sus protegidos. Ahora, le sacaremos de esa nube en la que le mantienen aquellos cuyo único interés es sacarle hasta la última gota de su sangre. Este es el mensaje.

No es usted ningún modelo para la investigación actual, ni tan siquiera para la divulgación, porque hacer radio o televisión desde donde lo hace –y con lo que cobra, que es mucho- es sencillo hacerlo. No es ningún modelo… Sólo hay que recordar que en el famoso caso “Viandas” –totalmente desconocido para usted que se limitó a contar cuatro datos y llevarse una Antena de Oro, y recuerde que mientras usted cobraba un buen  sueldo otros en Sevilla tenían que pedir días de descanso y trabajar gratis –como siempre hicieron para su programa- para contar sus investigaciones y usted regocijarse con su éxito milenario- desechó una completa investigación técnica para hacer una ouija a petición suya…Bonita forma, sobre todo “objetiva”… Igual que el famoso caso de las niñas del cementerio de Ávila, donde con meses de anticipación se dijo desde Sevilla que era un fraude y obvió esa información para respaldar un fraude y hacer el ridículo… O, ya que son tan malos los investigadores de estas latitudes, bien que les han copiado casos, como el del Hogar Virgen de los Reyes, para nuevamente quedar al descubierto de su ineficacia e incompetencia teniendo como amparo a la televisión…Bueno servir de base inspiradora, pero en otra ocasión cuente la verdad o que le cuenten la verdad…

Cierto, bajo su particular baremo de medir más vale ser malo que bueno, porque si ser bueno significa parecerse a usted o los suyos mejor ni acercarse. Por no hablar de los únicos “investigadores veraces”, uno de ellos que mintió hace años hasta la extenuación en Dos Hermanas (Sevilla) o que validó las mentiras de unos falsos OVNIs en Utrera…, o como lo echaron de un programa en el que colaboraba en Es Radio Sevilla por su soberana prepotencia… Entre otras lindezas… Es cierto: quédese con los suyos y su verdad que nosotros lo haremos con la nuestra. Su verdad está a la altura de su vergüenza.

El consejo: no crea ciegamente en las mieles que le exponen aquellos que las saben vender, porque en este mundillo no se compra, se disfruta y se comunica. Sepa señor Jiménez que, el alto pedestal en el que se aloja, cada vez está más débil a causa de los mordiscos que le van dando aquellos que le dicen lo magnífico que es, el gran reino que tiene, pero que no consienten que se baje del asiento y visite de vez en cuando su reino, en forma de mensaje a aquellos que le hemos rendido pleitesía, y que en todo momento preferimos decirle la verdad, que adularlo con falsas palabras. La verdad duele, mucho, pero poco tiempo. La mentira duele, mucho, y mucho tiempo. Por cierto, cuidado al seguir en tan magnífica atalaya; desde ahí, si se cae, el golpe sonará como nunca.

Reciba este mensaje desde el infierno del misterio, aquel al que usted nos ha condenado. Y recuerde: al igual que pasó cuando Dios expulsó a Lucifer del paraíso, usted ha comenzado la guerra entre los dos mundos. De Sevilla… a su cielo. Por cierto…¡Bendita condena!

Equipo “Crónicas del Misterio”/ Investigadores reunidos de Sevilla / Ángeles Caídos

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